Publicado el 15/08/2024
Etiqueta(s):

Resumen

La crisis migratoria de la Unión Europea en la última década engloba sus relaciones con África y Oriente Próximo, la inestabilidad sociopolítica de estas regiones de origen, y un emergente factor medioambiental. Como los destinos más próximos al otro lado del Mediterráneo, Italia y Francia son países que tratan de afrontar el tránsito más crítico después del corredor balcánico con un pasado y actualidad históricas de violencia.

A mediados de septiembre de 2023, más de 8.000 inmigrantes irregulares llegaron a la isla italiana de Lampedusa, desbordándola y a su centro de acogida con capacidad de 400 personas. Libia, un país de paso y origen para la migración, ofrece un punto de entrada para comprender varias de las contingencias del siglo XXI en malestares sociales, problemáticas políticas, relaciones internacionales y derecho internacional.

Libia en el panorama social afroasiático

Para una contextualización sociopolítica del sur del mar Mediterráneo, la Primavera Árabe da luces en el tiempo reciente: la serie de revueltas y manifestaciones de 2011 en las regiones de Oriente Próximo y el Magreb producto del malestar con la corrupción, el desempleo y las restricciones a las libertades políticas de regímenes autocráticos. La investigadora de la Universidad de Navarra López-Jacoiste Díaz (2011), quien en su artículo “La crisis de Libia desde la perspectiva de la responsabilidad de proteger” se centra en los aciertos y sobre todo dudas que generaron las acciones militares estadounidenses en el conflicto armado libio bajo el sistema legal internacional, destaca la pobreza y escalada de precios de los alimentos básicos como factores decisivos.1

En Libia, la caída de Muamar el Gadafi en la batalla de Sirte, el dirigente del sistema de partido único de la Unión Árabe Socialista con más de cuarenta años de régimen, marcó el comienzo de una sucesión de gobiernos fallidos, transformando un territorio que tradicionalmente acogía inmigrantes en una fuente de emigración. De sus secuelas dejó más de 1,1 millones de personas desplazadas hacia los estados vecinos. Un rastro de la violencia grabada tanto en las memorias colectivas como en los imaginarios sociales (es decir, las imágenes mentales de esta vorágine), son los ataques de artefactos explosivos improvisados al consulado estadounidense de Bengasi y su posterior asedio de 2012 con la muerte de 4 de sus miembros, incluido el embajador Christopher Stevens. Asimismo, otro tanto se podría aludir de la ignición de una segunda guerra civil de 2014 a 2020 en la cual diferentes milicias luchan por el poder: el enfrentamiento entre este y oeste, respectivamente Bengasi bajo el Ejército Nacional Libio y Trípoli bajo el Gobierno de Acuerdo Nacional, más los conflictos étnicos locales africanos de fuerzas locales del sur y la creciente presencia de fuerzas yihadistas como expresiones del radicalismo islámico en el globo.

Septiembre de 2023 no fue algo sin precedentes para el desarrollo de la crisis migratoria. En 2011, citando una vez más a López-Jacoiste Díaz y su recolección de múltiples informes de Amnistía Internacional, más de 40.000 personas fueron refugiados y solicitantes de asilo en las islas de Lampedusa y Malta. Muy poco después de esto habría que sumar a gran parte de ellos como parte del éxodo de la Guerra civil siria estallada en el mismo año. Avanzando el tiempo, el golpe de Estado de Níger en julio de 2023, que fue uno de los países receptores del éxodo libio junto a Túnez, Egipto, Argelia, Chad y Sudán, propiciaron un flujo migratorio ininterrumpido sincrónico al fracaso de la protección de Derechos Humanos en Libia.

La inestabilidad de guerras civiles desde África hasta Oriente Próximo impactó a los miles de migrantes que arriesgaron sus vidas en el tráfico de personas, incluidos afganos e iraquíes. Según las instituciones europeas ante la solicitud de ayuda italiana por Lampedusa en septiembre de 2023, además de Libia, otros países de origen de los migrantes son Guinea, Costa de Marfil, Senegal y Burkina Faso.

El cambio climático en la migración

Aquí la migración tiene causas propias de una megatendencia que se ha buscado positivizar en el derecho internacional, los refugiados climáticos: además de la huida de la inestabilidad política en Túnez y Libia reportada por los medios, es ponderable ver desplazados de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones debido a sucesos casi simultáneos. Las personas que “ya sea por cambios repentinos o progresivos en el entorno […] están obligados a abandonar su lugar de residencia habitual, u optan por hacerlo, ya sea de forma temporal o permanente, dentro de un Estado o cruzando una frontera internacional”. Considérese de referencia que, de acuerdo al Consejo de Europa (2023), 36 millones de personas fueron desplazadas por tales motivos durante 2008.

Para Libia del tiempo reciente, esta emergencia correspondió al desborde del Uadi Derna que provocó la muerte de más de 10.000 personas en la Tormenta Daniel. Este ciclón, siendo el más devastador de los que se tiene registro en el Mediterráneo, dejó inundaciones en Bulgaria y Grecia en su avance hasta alcanzar la ciudad portuaria Derna, donde desató daños catastróficos en los cursos de agua de temporadas lluviosas conocidos como “uadi” en las sociedades árabes. La guardia costera libia, que en tiempos más tempranos de la era post Gadafi de por sí acostumbraba a dejar pasar las embarcaciones con migrantes, vio reducida su efectividad ante las inundaciones en fechas muy cercanas a la crisis de Lampedusa. La problemática nacional se acrecentó con el peligro epidemiológico de los cuerpos de los fallecidos que empezaban a aparecer. En ámbitos internacionales, pese a la reacción solidaria de la Organización de Estados Africanos bajo la Convención de Kampala, y la directriz del Consejo de Europa con la Resolución 2307 sobre el estatus legal de los “refugiados climáticos”, en la práctica son procesos lejos de un cierre y seguimiento efectivo.

La reacción europea tuvo disonancia entre la presidenta de la Comisión Europea (la posición ejecutiva de la entidad supranacional) Ursula Von Der Leyen y la primera ministra italiana Georgia Meloni: la 1ra figura abogando por la “vía legal y corredores humanitarios” como los principales medios dentro de “10 puntos”, la 2da por un bloqueo naval a los traficantes, desestimado por la Unión. De todos modos, la prioridad a la identificación de los migrantes en el primero de los 10 puntos podría explicarse con las directrices de DDHH de la UE, donde tras su cumplimiento, corresponda determinar qué tan apropiado sea acogerlos a la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares (ICRMW) o repatriarlos como enfatizó la primera ministra.

Las relaciones franco-italianas

Cabe recordar que entre mayo y junio de 2023 ya se reavivaban roces diplomáticos, en particular debido a la negativa de darle paso en Italia y Malta al navío Aquarius con más de seiscientos refugiados atrás en 2018. Ante la reacción de impasse de Emmanuel Macron, que había dicho «Hay un grado de cinismo e irresponsabilidad en el comportamiento del gobierno italiano», se viralizó la respuesta de Meloni de cómo Francia con su legado colonial tiene responsabilidad en la crisis continental.

Ella incluyó la intervención europea en la Libia de Gadafi por una relación de privilegio de Italia en el campo energético. En efecto, un pacto de amistad histórico se remonta al acuerdo de 2008, en el cual el país del Magreb recibía reparaciones por el periodo colonial en un contexto de considerables inversiones libias en la nación itálica: previamente en un porcentaje considerable de la automovilística Fiat, luego en el gran banco UniCredit y en acciones futbolísticas de Turín (Ámbito, 2011) que se pueden presentar como esfuerzos financieros en aras de una diversificación económica de sus capitales petrolíferos.

La anterior dinámica mediterránea es muy diferenciable comparada a la francoesfera, con la banca del Franco de la comunidad financiera africana dictaminando la realidad monetaria de 14 países, de los cuales 9 están clasificados como menos adelantados en términos de la Organización Mundial de Comercio (Ángeles Jurado, 2019). El think tank de izquierda progresista The Gravel Institute (2022), fundado durante 2020 en oposición a entidades conservadoras del mismo tipo en Estados Unidos como PragerU, todavía señala puntos interesantes de cotejar entre diversas fuentes de la historia (y política) postcolonial: el de mantener tropas francesas desplegadas en apoyo a los líderes africanos favorables a los intereses económicos del antiguo imperio y castigar a quienes no lo hagan (como muestra, la desestabilización de la Guinea del régimen socialista de Ahmed Sékou Touré en la segunda mitad del siglo XX), y el de importar petróleo y uranio que mantiene bien emplazada la industria energética de la potencia. Una relación vital que, después de 2022, lo es tanto más con las dificultades gasíferas del resto de la Unión Europea frente a la Guerra en Ucrania y la invasión rusa, un pronóstico donde el país galo estuvo mejor preparado con sus plantas nucleares si se piensa en las plantas carboníferas que Alemania está debiendo reactivar. Como se pudo apreciar, cada interacción es profundizable en claves históricas a partir de la réplica de la ministra: “¡No nos sermonee Macron, porque el África escapa por tu culpa! ¡Y la solución no es trayendo más africanos a Europa, es liberando al África de los europeos!”.

Cuales sean los resultados de la gestión italiana con un asunto que compete al discurso de control migratorio de Meloni, o qué tan efectiva sea la asistencia europea tras las fricciones con Francia, los desafíos logísticos de FRONTEX son los mismos. Una medida acabó siendo la asignación de fondos a Túnez para intensificar el control de sus fronteras, cuando el Estado fallido de Libia no es una alternativa. Aquel uso presupuestario en otros países bien puede alimentar el euroescepticismo futuro.

Para ulteriores reflexiones de la crisis

Las consecuencias del autoritarismo libio que perdió su paradójica ratificación de tratados de DDHH en el caos de rebeldes, de las intervenciones atlantistas occidentales, y de un panorama africano inestable y extensible al contexto afroasiático marcan un penoso horizonte para los países afectados y por supuesto a las propias personas. Incluso tras el cese al fuego de octubre de 2020 en esta larga crisis humanitaria, de lo que solía ser el país con el mayor índice de desarrollo africano. En un ámbito político, es conocida la designación mediática de ultraderecha que recibe Georgia Meloni, y triangularla junto a las demás figuras dirigentes mencionadas da para hacer su propio ejercicio teórico e investigativo, pero vale la pena cerrar con esta observación: cómo la geopolítica muchas veces acaba alineando perspectivas políticas-ideológicas que no se suelen incorporar entre sí. Piénsese en esto, el discurso anticolonialista es típicamente asociado a las izquierdas, desde las exportaciones guerrilleras de Cuba en Guerra Fría hasta en las militancias de los estudios neocoloniales en el siglo XXI. Curiosamente, es un discurso que acaba encontrando convergencia con ese episodio de la historia diplomática y de relaciones internacionales entre Francia e Italia en torno a la migración. De similar, hasta análoga manera, en que la política del Kremlin en Rusia encuentra aliados en las izquierdas anti-estadounidenses por anti-imperialistas, al mismo tiempo que en las derechas y agentes conservadores que se identifican con los valores tradicionales de Vladimir Putin en el contexto global de las guerras culturales: el progresismo, lo “woke”, las crisis identitarias, etc.

Estas palabras han buscado relacionar la migración con la crisis climática en las relaciones europeas, no obstante hay mérito en invitar a la reflexión de las implicancias socioculturales que acaban conectadas con dichos problemas, por ello los paralelos anteriores. Para el interés del mundo hispanohablante, puede referirse una instancia audiovisual (adviértase) no académica y desenfadada que recibió el episodio por el canal español Negocios TV, El bochornoso espectáculo de Von der Leyen junto a Meloni ante la crisis migratoria en Lampedusa. Se espera que aquí se haya puesto de relieve la necesidad de observar un proceso migratorio, ante sus impresionantes y severas consecuencias en las aguas e islas mediterráneas, en sus causas subyacentes. En ese sentido, puede resonar bastante más en los lectores de Latinoamérica y hasta en particular de Chile, cómo las personas atienden de cerca el choque cultural del éxodo masivo de la población venezolana en el continente y por extensión del mundo criminal, sin pasar por alto las raíces y contexto del régimen en Venezuela.

Referencias

  1. En la imagen resalta el rostro de Mohammad Buazizi, mercader ambulante de 26 años de Túnez quien se inmoló el 17 de diciembre de 2010 ante el maltrato y las injusticias a las que fue sujeto por las autoridades, y catapultó los estallidos sociales. ↩︎
Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments