Dentro de la sociedad nórdica medieval, la figura femenina ha sido con diferencia la imagen más desvirtualizada de los últimos años, especialmente por los productos de entretenimiento actuales. Se ha creado una representación de la mujer guerrera e indomable que, blandiendo su espada junto con los vikingos, masacró a sus enemigos para extenderse por Europa, un supuesto que no puede estar más alejado de la realidad, pues esta invisibiliza sus ocupaciones fundamentales, tan importantes y válidas como la anterior. Con este trabajo, intentaremos dar respuesta a varias cuestiones, basándonos en fuentes escritas y arqueológicas, que ayudarán a vislumbrar el papel…
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14/11/2024
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Resumen
Actividades y roles.
Esta confusión tiene un origen en las diversas fuentes que han trascendido hasta nuestros días. En las escritas, referentes al culto nórdico, tenemos el caso de las valquirias, personajes fantásticos que trasladaban el alma de los guerreros al Valhalla, donde les servían hidromiel, consideradas guerreras que seguían los intereses de Odín. Basándose en esta premisa, se ha llegado a establecer la idea de la profesionalización militar de la mujer desde un punto de vista religioso. Esto se fundamenta también en las sagas, textos en su mayoría posteriores a la denominada “Época vikinga”, con cierto carácter legendario y épico que distan de la realidad. Un ejemplo es la Saga de Hervor y Heidrek, donde una mujer al ver herido a su padre empuña un arma con la que vengarse de sus atacantes. Como podemos comprobar, las fuentes textuales denotan un cierto carácter belicista que engloba la figura femenina, presente a su vez en relatos históricos alejados del espectro nórdico. Este es el caso del historiador bizantino Juan Escilitzes, que narra la batalla Dorostolon en el año 971, donde la Rus de Kiev, federación de tribus eslavas de origen varego, se enfrentó al Imperio Bizantino por el control de Bulgaria. Tras dicha contienda aparecieron cadáveres femeninos armados, lo que supone su participación en el conflicto, probablemente de forma esporádica.
A dichas fuentes escritas se suman las evidencias arqueológicas, distribuidas por los diferentes territorios habitados por nórdicos y donde se encuentran ajuares bélicos pertenecientes a mujeres; Bogøvej y Sjælland (Dinamarca), Larvik (Noruega) y, en especial, el de Birka (Suecia), descubierto en 1889. En este último hallazgo funerario se recuperaron una serie de restos óseos femeninos, sexo que ha sido determinado tanto por su morfología como por diversos análisis de ADN realizados a partir de 2014. Lo inusual es que se encuentra rodeada de diversas armas (una espada, puñales, hachas y piezas de lo que parece un tablero de estrategia). Dichos elementos han llevado a varios arqueólogos como Neil Prince a considerar la realidad de las mujeres escuderas (skjaldmö). Hay otros autores, en especial Judith Jesch, que ante una falta de regularidad en estos hechos no pueden confirmar que el militarismo femenino fuera una práctica habitual. De hecho, la palabra “vikingo” se corresponde con el oficio esporádico de la piratería y el saqueo, en su mayoría perpetrado por hombres en épocas concretas del año cuando no se hacían cargo de la unidad básica familiar, la granja. Las mujeres, aunque puedan parecer una minoría en este aspecto, sí fueron partícipes y jugaron un rol crucial en la colonización y ocupación de territorios tan dispares como las Islas del Norte, Rusia y Canadá, acontecimientos que explicarían el contexto de esos restos funerarios y parte de la realidad que vivirían las de su sexo.
El análisis de los restos arqueológicos, en concreto de los bienes materiales, es la mejor herramienta con la que contamos para conocer aquellos aspectos y actividades reservadas para las mujeres. Entre estos elementos resaltamos una pieza muy singular: llaves que llevaban atadas en la cintura, algunas por su morfología difícilmente podrían ser funcionales, pero que simbolizaban su ocupación como gestora de los bienes familiares, las guardianas del hogar, además de la riqueza que poseía la familia, ya que a más llaves, más cofres o baúles donde guardaban su patrimonio.
Tenían obligaciones significativas en la administración de la granja, la unidad mínima familiar y productiva, pudiendo realizar transacciones comerciales o ejercer de vendedoras en los mercados, cosían todos los textiles del clan y por ende las velas que fueron fundamentales en la expansión escandinava, atendían a pobres y enfermos dado que eran las únicas que conocían los remedios naturales, y educaban a los niños en los valores primordiales de su cultura (morales, religiosos, familiares, el concepto del honor). Incluso para ellas se reservaba el aspecto espiritual; la diosa femenina Freyja, entre otras muchas atribuciones, estaba íntimamente relacionada con la magia, de ahí que algunas adoptaran el papel de sacerdotisa y chamana (Völva), afirmando tener visiones sobre la providencia, interactuar con los muertos o ser las precursoras de la poesía que estaría imbuida por misticismo natural. En torno al aspecto funerario, se configuró la figura del “Ángel de la muerte”, al recaer sobre las mujeres la responsabilidad de los actos y rituales funerarios. Por ende, contaban con un papel fundamental para la perpetración y el desarrollo de su sociedad.
Consideración legal y desigualdades.
Aun con todas estas diferencias, en contraste con otras mujeres medievales, se encontraban enormemente limitadas en varios aspectos. La poligamia estaba normalizada para los hombres de clases pudientes, donde usualmente los padres de las chicas eran extorsionados por caudillos locales que las acababan secuestrando, haciendo que se las considerara de manera despectiva como una conquista sexual (frilla), especialmente porque no se solía contar con el consentimiento femenino. Al formar parte de esta relación como concubina durante más de tres años, ascendían oficialmente a esposas, aunque la casa era administrada por la principal. Es probable que la aceptación de las mujeres hacia otra concubina se diera para un mayor reparto de las actividades domésticas. Todo eran ventajas para el hombre, ya que al tomar una mujer en esta consideración no había que pagar su dote hasta que pasase a ser esposa, suponiendo un ahorro sustancial de bienes, además de poder establecer relaciones comerciales y diplomáticas con la familia de la joven. En caso de buscar formalizar un matrimonio con una joven adinerada y con elevado estatus social, los hombres nórdicos solían embarcarse en incursiones durante el verano, para obtener la riqueza y el prestigio suficiente para que se diera el enlace.
La diferencia entre esclavas y concubinas era prácticamente inexistente. En varias fuentes ni siquiera se hace distinción entre ellas, aunque las primeras fueran capturadas en principio por fines económicos y sexuales, mientras que las segundas mencionadas eran libres. En la sociedad nórdica medieval, la consideración social la daba la madre. Si ésta era esclava, su hijo también adquiere dicha característica; en el caso de la concubina, al no ser oficialmente una esposa, su hijo no podrá heredar las posesiones del padre, a no ser que este fuera su único descendiente.
En la sociedad nórdica medieval, aunque las mujeres libres gozaban de algunos derechos, no podían votar en el Thing o asamblea, un privilegio reservado únicamente a los hombres. Para ser consideradas del mismo nivel que un hombre en cuanto a derechos, debían poder portar armas, algo que les estaba prohibido. Esta prohibición se basaba en la creencia de que una mujer desarmada sería vista como indefensa y, por lo tanto, los hombres no tendrían razón para atacarlas en caso de disputa, evitando así conflictos violentos y ser duramente castigados. Sin embargo, a lo largo de los años, muchas mujeres adquirieron destrezas con las armas, y las guardaban en sus propiedades para defenderse en situaciones de peligro. Tan solo, esa funcionalidad no implicaba el estatus social.
En torno a sus derechos maritales, podían exigir al Thing el divorcio, alegando una serie de motivos concretos estipulados: impotencia sexual, la feminidad del marido o una mala gestión del patrimonio familiar. El adulterio estaba normalizado y no constituía un hecho flagrante para debatir sobre la ruptura del matrimonio, pero si la mujer había sido maltratada y había pruebas de ello, el divorcio se daba sin juicio, siendo la causa más habitual para la ruptura de este enlace. Tras tomar dicha decisión, la familia de la mujer recuperaba la dote de esta y obtenía aquellos bienes en los que ella hubiera contribuido; muchos hombres acababan arruinándose ante dicha situación. En el pleito resultante se debía esclarecer qué parte se haría cargo de los hijos o los familiares dependientes.
Otro acontecimiento significativo es la violación, gravemente penada con el exilio e incluso la muerte en los casos más extremos, aunque esto dependía de forma sustancial de la clase de la afectada y del delincuente. Contaban con leyes que protegían a la mujer de matrimonios forzosos, como la incapacidad de oficializar un enlace hasta pasados los 16 años o no poder tener relaciones incestuosas con madres, hermanas o hijas, pero debemos aclarar que dichos términos no se cumplían con regularidad. Remarcar que con la instalación definitiva del cristianismo, la mujer escandinava perdería todos estos derechos.
Entre las numerosas discriminaciones que sufrían estaba el reparto de recursos. Diferentes estudios bioquímicos y arqueométricos demuestran cómo en torno al 7% de los hombres presentaban malnutrición, mientras que en la mujer rondaba el 30%, provocando por ende la reducción de su esperanza de vida. Contamos con testimonios que representan la nula decisión que tenían sobre sus hijos, los mismos que heredan la consideración social de la madre, ya que el progenitor era quien debía reconocer a la prole, sacrificándola si no podían hacerse cargo de ella, como expresa el viajero musulmán Abu Bakr al-Turtushi, pudiendo relacionarse estos hechos con los escasos restos femeninos presentes en necrópolis escandinavas por la predilección del infanticidio femenino, aspecto que figura en la Saga de Gunnlaugs ormstungu. En términos ritualísticos y funerarios, cuando un hombre fallecía, estaba la posibilidad de sacrificar a su mujer para que esta estuviera con él en la otra vida; en caso de morir soltero se podría oficializar una boda con alguna joven que lo deseara para posteriormente sacrificarla también, algo que no ocurría cuando la fallecida era una mujer, demostrando una minusvaloración hacia su sexo.
Por ende, somos conscientes de la posición que ejercía el sexo femenino en la sociedad nórdica y sin la cual no se habría dado la pervivencia, expansión y colonización de las que participan. La industria del entretenimiento, conformada por la literatura, el medio audiovisual (series como Vikingos, Vikingos Valhalla y The Last Kingdom) o videojuegos con la reciente entrega de Assassin’s Creed Valhalla entre otros casos, aún contando con grandes especialistas en la materia, sacrifican en varias ocasiones la rigurosidad histórica por el divertimento del espectador, creando un producto atractivo destinado al consumo masivo para su capitalización. Esto ensalza la figura femenina a través de la batalla o la belicosidad, que en momentos puntuales podrían estar presentes, pero alejándose de sus funciones más sobresalientes, invisibilizando un trabajo inconmensurable constituido por un rol determinante durante gran parte de la Edad Media, tanto en los apartados culturales, matrimoniales, económicos, productivos y religiosos.
Bibliografía
- Barthélemy, Pierre. LOS VIKINGOS La apasionante historia de uno de los pueblos más enigmáticos que han existido. Barcelona: Roca, 1989.
- García Loquillo, Irene. Eso no estaba en mi libro de Historia de los vikingos. Madrid: Almuzara, 2020.
- Hernández, Idalmys. Mitología Nórdica. Madrid: Editorial Verbum, 2020.
- Pérez Bernabé, Laura, La Mujer en el Mundo Vikingo, disponible en: https://www.academia.edu/28641256/LA_MUJER_EN_EL_MUNDO_VIKINGO , consultado 23/08/2024.
- Price, Neil. Vikingos: La historia definitiva de los pueblos del norte. Barcelona: Ático de los libros, 2001.
- The Valkyrie’s Vigil (blog). https://www.thevalkyriesvigil.com/la-mujer-vikinga/
- The Valkyrie’s Vigil (blog). https://www.despertaferro-ediciones.com/2017/mujeres-vikingas-mujeres-guerreras/
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